La muestra, que culmina tres años de investigación y gestión, presenta obras seleccionadas de diecisiete artistas o colectivos originarios de Centro y Suramérica que tienen como objetivo común las formas de creación intrínsicamente relacionadas con el colectivo. Con esta muestra, Thanks for Nothing inicia el ciclo de tres exposiciones preliminares a la apertura de su espacio La Communale, que abrirá al público en 2028 en un antiguo hospital en el oeste parisino. Así, marca el tono: “una forma de vida alternativa al proyecto hegemónico eurocéntrico” (según palabras de Albán Achinte), y el arte del mundo como medio. El recorrido por la exposición avanza como el afluente imaginario de Regina José Galindo, desde revisiones históricas reivindicativas hasta luego converger hacia una esfera más íntima.



Tras pasar las piezas del colectivo Ayllü (comunidades latinas y queer de España), quienes desafían las sociedades heteronormadas; y la revisión crítica del archivo sobre el rey de Araucanía de los mapuches Rangiñtulewfü, pasamos a la denuncia de la esclavitud por Noé Martínez. La artista Juliana Góngora, con extrema delicadeza, presenta la pieza de mobiliario más personal de su familia: el lecho en el que durmió su padre; mientras que la grandiosa pieza textil de Angélica Serech envuelve, entre los nudos, mechas del cabello de mujeres de su familia, invitando así sus historias personales. Más explícitamente, pero con igual generosidad, Guadalupe Maravilla nos ofrece un exvoto que relata su historia de niño migrante en un contexto de guerra interna. Frente a él, la entrevista a un chamán de la Amazonía peruana realizada por Patricia Domínguez defiende una forma distinta de curar, de cuidarse, de soñar; mientras que ella misma se presenta como un ser del futuro, habitando la selva y revelando sus poderes. La habitación azul de Nomasmetaforas nos invita también a experimentar formas de sueño, inducido y acompañado por las plantas: una pieza que da a ver “el alma” de los seres vegetales, así como Jorge González Santos lo hace con las rocas. María Sosa y Noé Martínez, del colectivo Rojo Negro, establecen a su vez un diálogo muy personal entre su realidad y los estudios arqueológicos, históricos y epistemológicos, proponiendo nuevas lecturas del pasado a la luz de la empatía. La pieza hidrofeminista Multiple Clitoris de Carolina Caycedo parece introducir a su vez el vídeo de Seba Calfuqueo, quien aparece, vestido, en el agua, danzando: ¿no será una bella respuesta al performance de Galindo?

Ilaria Conti, a través de su curaduría, nos invita a ser antes ciudadanos que consumidores, y a cargar los posibles a la par, y no debajo, de los artistas; una posición que nos devuelve a nuestras responsabilidades.